Sábado de noviembre con sabor a Domingo de Ramos con la Virgen de los Ángeles recorriendo Utrera

Utrera | Actualidad Este 20 de noviembre no solo quedará marcado en la historia de la hermandad de la Quinta Angustia sino también de la ciudad de Utrera con la magnífica procesión extraordinaria de la Virgen de los Ángeles.

Ya desde las vísperas los ojos se posaban en los cielos que empezaban a nublarse y presagiar lluvias, que sí cayeron en la mañana del sábado y cuya presencia se temía pudiera dejar a la ciudad sin la esperada salida del primer palio tras dos años sin procesiones de Semana Santa.

Con buen criterio y valentía, la hermandad de la Quinta Angustia retrasaba en media hora su salida desde la Parroquia de Santa María de la Mesa. Oraciones preparatorias a la salida y el canto del himno de la hermandad precedían a la salida de la Virgen de los Ángeles.

Emoción y lágrimas, cuando se entonaba en el interior del templo el Ave María y tocaba el capataz el llamador en la primera levantá encarando la difícil salida.

Ya en la calle, sonaba por primera vez tras la dolorosa del Domingo de Ramos la marcha de Abel Moreno “Quinta Angustia, Un sentimiento” compuesta para la hermandad con motivo del cincuentenario.

Del porche de Santa María a la calle Santa Ángela de la Cruz para visitar, como es tradición, el convento de las Hermanas de la Cruz y entronizar a Santa Ángela en la calle central del paso mientras las discípulas de la santa sevillana entonaban la Salve con sus angelicales voces.

A la salida de Santa Ángela de la Cruz sonaba la marcha “Ángeles de su barrio”, compuesta por Pitín, con la que la Virgen transitaba calle San Fernando buscando el monumento a la santa. Allí había gran cantidad de público esperando y, entre este, Enrique Montoya “Candela” que cantó la salve a la Virgen de los Ángeles.

Por Catalina de Perea se encaminaba la hermandad a la Parroquia de Santiago donde era esperada por las hermandades que tienen su sede en el templo y otras que se unieron en este punto para despedirse de Ella que se encaminaba hacia el Ayuntamiento.

En la Plaza de Gibaxa todo parecía Semana Santa y nada hacía presagiar la inminente llegada de la Navidad ya que este año, aún no se ha comenzado el montaje de las luces y motivos navideños en las calles de Utrera.

A las puertas del consistorio estaban el alcalde de la ciudad, José María Villalobos, acompañado de las concejalas María del Carmen Suárez e Isabel María Lara.

En el balcón sonaba, como si de un Domingo de Ramos se tratara, la saeta en la voz de Consolación García Segovia.

También, en ese punto volvió a aparecer la lluvia, pero, afortunadamente, solo fueron unas gotas y por pocos minutos por lo que la Virgen de los Ángeles seguía su discurrir por las calles de la ciudad para llegar a La Vereda, por Virgen de Consolación, enclave que no es habitual en el recorrido de la Hermandad de la Quinta Angustia.

A las puertas de la Basílica de María Auxiliadora y la capilla de San Bartolomé todo eran nervios ante la espera. Ambas habían facilitado la visita de la Virgen de los Ángeles a los titulares de las hermandades de los Estudiantes y Jesús Nazareno.

En el caso de la hermandad salesiana, habían preparado un altar con la Virgen de las Veredas a la entrada de la Basílica y en San Bartolomé toda la capilla se había despejado de bancos y la rampa de los Domingos de Ramos y Viernes Santo estaba instalada.

Se vivieron momentos irrepetibles en ambos templos. Rezos, cantos y el palio de la Virgen de los Ángeles entraba en ellos saludando a los sagrados titulares.

Aún quedaba, antes de recogerse, visitar a la Hermandad de la Veracruz en la capilla de San Francisco, templo en el que el palio entró para saludar a la Virgen de los Dolores, Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna y el Yacente que estaba en el altar mayor, donde hace unos días se han celebrado los cultos en su honor.

A la salida de San Francisco, los fuegos artificiales anunciaban que el fin a esta jornada histórica estaba llegando, pero aún tenía que entrar en su barrio y en la calle donde se viven los momentos más intensos cada Domingo de Ramos.

Y aunque no era Semana Santa sino pleno otoño, el paso por Menéndez Pelayo volvía a ser entre devotos, hermanos y público en general que quiso acompañar a la Virgen de los Ángeles en esta jornada para la historia.

Petalada y saeta de Manuel Cuevas en esta calle que es antesala de la entrada en el templo que se realizó tras seis horas de paseo por una Utrera que se engalanó y la esperó en cada calle.

Magnífico colofón al cincuentenario de la hermandad de la Quinta Angustia que este sábado demostró su valentía y sensatez a la hora poner el paso en la calle en una jornada en la que todo apuntaba a una lluvia que finalmente respetaba la salida extraordinaria de la Virgen de los Ángeles.